Que salga Gadafi

Pena da no poder alinear en la competición de la UEFA a Al-Saadi Gadafi, hijo del mandamás libio, Muamar Gadafi. Tras demostrar su valía en la exigente competición libia con 25 goles en dos temporadas (me imagino que los defensas contrarios no se verían coaccionados por el parentesco del personaje), inevitablemente todos los ojeadores de los clubes más poderosos de Europa posaron sus ojos en la estrella libia. Tras una ardua disputa, el potentísimo Perugia se hizo con los servicios del jugador. Sí, señores, estamos hablando del mismo club, cuyo presidente, Luciano Gaucci, despidió al jugador coreano Ahn por haberle marcado un gol a la selección italiana o quiso hacer debutar a una mujer en el Calcio. Vamos un dirigente cabal, de esos que daría fútbolecciones en España a Piterman o Del Nido, por ejemplo. Ahí van unas declaraciones suyas: "No tenemos ninguna necesidad de publicidad. Esta es otra apuesta para nosotros. Estoy apostando mi reputación en esto" (por cierto, se busca reputación de presidente de Calcio, razón, Gaucci). O ésta: "El jugador es muy voluntarioso. Él quiere estar aquí. A él le da lo mismo si comienza como titular o en el banco de suplentes". Toma, y a mí también me da igual estar en el banquillo toda la temporada del Espanyol o del Getafe, por ejemplo.
La rutilante estrella Al-Saadi Gadafi hizo las maletas junto a su entrenador, el "comedido" Serse Cosmi (que viste, como tipo elegante que es, traje con gorra de beísbol), cuando fichó por el Udinese, el rival del Barcelona esta noche y que está presidido por otro bonachón poltronero, Gianpaolo Pozzo. Y es que uno ve cómo funciona el Calcio y reza para dar gracias por tener a Astiazarán al frente de la LFP. Así que hoy a la noche ni Messi ni Ronaldinho: queremos a Gadafi rompiéndola en el Camp Nou. Por cierto, un detalle nimio: Al-Saadi Gadafi es dueño de la petrolera Tamoil, la que patrocina al Juventus. Se me olvidó comentarlo.