Piterman, los tienes a tiro

Respira Dimitri Piterman tranquilo. Pese a la abultada derrota que le endosó el Getafe en Mendizorroza, con tres jornadas jugadas, los grandes rivales del Alavés, el Barcelona y el Real Madrid (Piterman dixit), se encuentran a tiro del club vitoriano. El equipo dirigido, entrenado y fotografiado por ese presidente-entrenador-fotógrafo-utillero que es el ucraniano, está a dos puntitos del R. Madrid y a tres de los culés.
Piterman no hace más que justificar que las poltronas de las presidencias futboleras tiene más poder oscuro que la saga completa de George Lucas. Porque un breve repaso por sus inquilinos nos deja temblando y dando gracias al Señor porque el fútbol español todavía se sostiene en pie. Hemos tenido playboys como Mendoza; prestamistas de los que llevan la pasta en bolsas de basura como Ruiz de Lopera; versiones patrias de Superman o versión prebuenafuentiana del Neng con Ruiz Mateos; histriones con alma de Mr. Burns con Gaspar; yodas de la construcción como Núñez; streakers con ganas de "fem pais" en Laporta; orondos construccionistas metidos a honorables políticos con sentido de la democracia y residencia en "Marbiella" en Gil; ex púgiles con alma de diplomático en Caneda; o demás economistas de prestigio que para sí los quisieran en el FMI o en BCE como Astiazarán (de los cuales muchos viven en ese cementerio de elefantes que son la FEF y la LFP). Pero nadie, nadie puede igualar a nuestro héroe, Dimitri Piterman.
Deportista de élite ucraniano, Piterman es hijo del capitalismo salvaje del postcomunismo y del individualismo feroz del capitalismo estadounidense. Vamos, lo mejorcito de cada casa. Convencido de que está tocado por la varita mágica de la infalibilidad, Piterman entró en terreno patrio como los grandes, pisando fuerte, en plan Abramovich, y se hizo con el control del Palamós. Tras un exitoso paso por el fútbol catalán y desestimando importantes ofertas del extranjero, Piterman rompió la hucha y se hizo con el Rácing de Santander.
Y el día de su estreno nos llegó esa maravillosa estampa del presidente fotógrafo. Con un ideario propio del pleistoceno futbolístico, Piterman revolucionó la Primera con un esqueña 4-2-4. La pena es que Zarra estaba ya jubilado. De esa guisa se plantó en El Sadar y según las crónicas de la época, en la vida Osasuna había soventado tan fácil un partido de fútbol. 3 a 0 y con la lección aprendida, Piterman descubrió el vídeo, con él el fútbol de los noventa y con ello, claudicó de su revolucionaria visión. Entonces se dedicó a granjearse la amistad de los seguidores racinguistas, vamos, un tipo con habilidades sociales. Dijo que tenía atado a Romario por ocho años y todavía se le espera en las discotecas cántabras al brasileño de los dibujos animados. Y como los santanderinos no tragaron con ese sapo nocturno, pues comenzó a desplegar su retórica habitual y gentil. Resultado, condenado a pagar 34.000 euros por injurias. Eso sí, su heterodoxa visión del fútbol le libró de bajar a Segunda, una hazaña para un presidente-entrenador-fotógrafo-utillero.
Estafado por los Díaz brothers, Piterman hizo las maletas y tras varios uyyy!!! que se oían hoy en Gijón y mañana en Málaga, cayó en Vitoria. Tras congeniarse con la prensa, Piterman volvió a destrozar los cánones del fútbol y ascendió a Primera. Y como no podía ser menos, acumuló varios récords en menos de tres meses: echar al entrenador que te sube a Primera (Chuchi Cos o el mini me de Piterman); echar al entrenador que le sustituye, Refael Monfort, por perder un partido en pretemporada; contratar de nuevo a mini me; y ser el presidente que más ha fichado de Primera.
El resultado: un equipo que está a dos puntos del R. Madrid y a tres del Barcelona.