Todos los fichajes, los rumores, que si pago la cláusula, venga no que cambiamos cromos, que si yo he siempre he sido culé y, por supuesto, vengo al club de mis amores. Gracias Zoran Vekic, tú haces mi verano mejor.

miércoles, febrero 22, 2006

De floretes y bucaneros

El duelo entre Real Madrid y Arsenal ya tiene un claro ganador: la prensa deportiva. Qué mayor morbo e incremento de ventas que puede dar el caso Henry (hablaremos de Cesc más adelante, seguro). La actuación de ayer del supersónico francés era lo que necesitaba para consagrarse más si cabe. Si bien es cierto que su clase ha brillado con luz propia en la liga inglesa, también es cierto que, agazapado en la selección francesa por la ascendencia de Zidane e incapacitado por los planteamientos de Wenger en Europa, Henry nunca ha definido en las citas claves. Ronaldo, su antagonista en todo el affaire Henry que se nos avecina, marcó dos goles en una final de Mundial, por poner un ejemplo. Y mejor no hablar del maestro Zidane. Y ayer, en el mejor marco posible, Henry ejerció de superclase. Y gracias a ello, comenzarán a agitarse los fantasmas de otra guerra Madrid Barcelona, cuyo último gran capítulo, más que el de Ronaldinho, fue el fichaje de ese artista llamado Karembeu (nota: el arte lo tuvo a la hora de desposarse).
Así que la prensa española va a hacer de oro al representante de Henry, que va a jugar a tres bandas con las cartas marcadas. Henry como sustituto de Ronaldo; Henry como el sueño de Laporta y más al humillar al Madrid; Henry como el valor esencial de Highbury.
¿Y por qué ganó el Arsenal?
Lo que pasa, como bien explica el Guardian, es que ayer el Arsenal jugó a no ser el Arsenal. Más la humillación pre partido en la que despreciamos hasta la saciedad al conjunto londinense. Y porque puede que, contra el Zaragoza, el Madrid entonara el famoso canto del cisne.
El Arsenal, que deambula sin más pena ni gloria por la Premiership (a 25 puntos del Chelsea y que no había marcado en cuatro de sus últimos partidos fuera de casa), vio como le resucitaba su escuadrón de veteranos y como Cesc se hacía un hombre y derecho. El Arsenal se asemeja a esa cuadrilla de nobles, que se reúne el fin de semana para empuñar el florete en los abigarrados salones de Versalles. Nada como el arte de la esgrima, que tanto gusta a Wenger, para mostrar las habilidades con la espada, con Henry como su más certero miembro. Y todas estas florituras están bien para Versalles pero no para los campos de batalla europeos que se tornan en Waterloos año sí y año también para el Arsenal. Ahí se requiere el sangriento acero, el espadazo brutal, taimado, sin contemplaciones, sin adornos, sin aspavientos. Directo al pescuezo. Como se destila en tierras italianas. Por eso echaban y echarán en falta al bucanero Vieira, el único que les podía guiar a la isla de tesoro de la Premier. Y ayer, sustituyeron las levitas y los trajes por pantalones desgastados, parches en el ojo y pañuelos en la cabeza. Cantaron la canción del ron en el túnel de vestuarios y salieron al abordaje.
Pero ojo, que tienen un grumete llamado Senderos en la retaguardia, un amigo de sus amigos, que tan pronto te hace un boquete en la quilla del barco como te arma un lío con el timón.

De regalo, el golito de Henry. Touché.

1 Comments:

Blogger Webber forever said...

Efectivamente, excelso Joseka Valdeka. Nadie está hablando de un aspirante serio a la Liga de Campeones, sino simplemente de un equipo que, pese a sus obvias limitaciones, sorprendió a todo el mundo. Me imagino que esto no hace sino poner más al desnudo las carencias del Madrid. Y por cierto, sí que pienso que es factible remontar la eliminatoria, porque he visto muchos partidos del Arsenal y con seriedad se les gana.

12:04 p. m.

 

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