Se hace camino al andar

Todos mirando al cielo futbolístico para contemplar la grandeza de los planetas Barcelona y Madrid (aunque éste lo tenemos en menguante), y ningún telescopio se ha fijado en el fulgor que está tomando esa aventura llamada Villarreal.
Paso a paso, verso a verso, el equipo presidido por el más listo del clan Roig, continúa haciendo historia y de ser un pequeño satélite de los anillos de Júpiter, ha pasado a establecer su propia órbita y a ser reconocido como planeta por los amantes de la astronomía balompédica.
Construido a base de retales, descartes y un depurado olfato para futuros cracks latinoamericanos, el Villarreal continúa alargando su camino, el ideado por un visionario, un rey Midas menor que, a diferencia de Abramovich, no ha hecho de su equipo un capricho.
Así, año tras año, siguen añadiendo kilómetros a esa estela de ilusiones llamada Villarreal.
Por lo pronto, su cantera es de las más prolíficas de Europa. Veremos cuántas nuevas estrellas brillarán en un futuro cercano en el firmamento levantino. Caminante no hay camino, se hace camino al andar.