Todos los fichajes, los rumores, que si pago la cláusula, venga no que cambiamos cromos, que si yo he siempre he sido culé y, por supuesto, vengo al club de mis amores. Gracias Zoran Vekic, tú haces mi verano mejor.

jueves, septiembre 21, 2006

Periodismo undercover I

Esta es la primera entrega de la serie de reportajes sobre Los Jomandos, un equipo de barrio (TM), que hemos venido anunciando. Como buen trabajo periodístico, la primera duda que nos asaltó fue diseñar una estrategia periodística que nos permitiera acercarnos al equipo sin levantar sospechas. Se pensó en recurrir a los clásicos: dedicar una partida a sobornos del dineral considerable que sacamos por este blog; recurrir a la clásica figura del garganta profunda, ese jugador resentido chivato que nos relatara las confidencialidades de la plantilla; estrechar lazos con las altas instancias de la Federación Española de Fútbol; o el clásico de la figura del periodista "embedded", como sucedió en la guerra de Irak. Pero al final, nos decantamos por el también clásico del periodista undercover, tras observar sus resultados en las investigaciones de reputados medios como la BBC o El Mundo TV. Por ello, nos zampamos en una noche el libro "Cabeza de turco" (ya sin coña, es un gran libro), y nos dispusimos a adoptar el disfraz de un jugador de fútbol para conseguir infiltrarnos y jugar un partido amistoso con Los Jomandos.
La cita era el viernes a las ocho de la tarde en un polideportivo de Madrid, que no podemos citar para no levantar sospechas sobre nuestra identidad. Cuarenta minutos antes, en el Parque del Oeste, dos coches con parte de los integrantes de Los Jomandos esperan mi llegada y la de más jugadores. Qué decir que las piernas me temblaban cual los flanes de la señora Ruiz Mateos (por dónde te metes, doña Teresa), sabiendo que una palabra fuera de lugar y la operación se iba al garete. Con el corazón golpeando fuerte y aceleradamente en mi pecho, me presenté afablemente a los presentes. Con una pantaloneta ajustada, unas botas de fútbol desgastadas y ajadas, nadie reparó en el sudor que recorría mi frente. Risas varias y nos introducimos en los coches. Ha llegado la hora. Por fin estoy dentro, soy uno de ellos. El recorrido en coche hasta el polideportivo deparará un aluvión de sorpresas que, por primera vez, pone al descubierto el fútbol desde dentro. Continuará