FSF

Sí amigos, FSF, Futbolistas sin Fronteras. ¿Por qué no va a poder tener el mundo del fútbol una organización no gubernamental de carácter benéfico y altruista? Si las hay de payasos, de sociólogos, de periodistas de ingenieros... los futbolistas no tienen que ser menos.
Porque todos los veranos, de una manera u otra, aparece el club FSF, ese equipo generoso y gentil con las escuadras rivales que encaja fichajes como churros cual Busquets con pantalones de chandal (ay, Busquets, el portero del siglo XXI, Cruyff dixit). Qué hacemos con esas rémoras del vestuario, esos tuercebotas que desprestigian la profesión domingo sí, domingo también. A dónde los mandamos si no hay tijera televisiva capaz de disfrazar en segundos gloriosos la torpeza de su andar, su facilidad psicomotriz para no saltar y rematar al mismo tiempo, esos jugadores que la tocan igual con la derecha y con la izquierda, es decir, pésimamente.
Todos tenemos un muerto en el armario; todos sacamos la calculadora para hacer la siguiente cuenta: uyy, resulta que ha firmado por cuatro añitos, cobra 800.000 euros, por lo que la bromita será de... ¡madre mía! Y absolutamente todos rezamos e invocamos a Santa Lucía, patrona de la vista, para que nuble el citado sentido a los dirigentes y seamos capaces de colocarlo con un lazo bien florido.
Todavía recuerdo para mi escarnio, los gritos de "Pero hombre, estás ciego...!" que se le dispensaron al por entonces presidente de Osasuna, Fermín Ezcurra, cuando fichó a Spasic, sí aquel elegante Beckenbauer y del que me permito rescatar estas líneas que le dedica ESPN deportes: "En 1990, llegó el yugoslavo Pedrag Spasic, que había triunfado en el Mundial de Italia. "El fichaje de Spasic es un gran acierto", llegó a decir Miljan Miljanic, el director técnico de la Federación Yugoslava.
Duró una temporada y todavía se le recuerda por el espectacular gol de cabeza que marcó en un partido contra el Barcelona, lástima que fue en contra de su arco". Pero lamentablemente, Ezcurra debía ser sordo además de ciego, y Spasic recaló en Pamplona con similar resultado.
Años pasados, el Atleti y el Barcelona han ejercido de club FSF con una alta valía: Amunike, Tren Valencia, Bogdanovich, Geovanni, Petit, Litmannen, Salva... (y seguiría de aquí al final del post) cualquier jugador era motivo de una buena obra de acción. Pero con la llegada de los desalmados Laporta y Toni Muñoz (sobre todo Bianchi), estos clubes ya no ejercen de Santa Claus del fútbol español. Pero quien está en vías de asumir ese excelso honor es el Málaga. A la entidad presidida por Roldán, ya les han colocado a Salva; Osasuna está a punto de colarles al Chengue Morales (Santa Lucía debe estar de vacaciones) y el Madrid se ha acercado sigilosamente con Portillo. Para hacer el póquer faltaba Sergío García, pero este aprendiz de Bart Simpson (que alguien detenga a su peluquero) ha recalado en el Zaragoza, otro club que bien podría por esta acción ser el FSF de la temporada.
De todas maneras, el Málaga ya tenía cierta fama y pasado FSF, cuando en su época acogió a los exiliados de Sanz, Fernando Sanz, Canabal y compañía. Se podría decir que el Málaga y FSF se compenetran mejor que la ventresca y el bonito.
Por tanto, si al final va Portillo para tierras malacitanas, no quedará otra que rendir un homenaje público y sentido a este club que tanto bien va haciendo por nuestras tierras. Propongo un pasillo de honor en cada partido para festejar que todavía queda gente de buena voluntad. O cegatos, lo mismo da. Viva el Málaga FSF.