Todos los fichajes, los rumores, que si pago la cláusula, venga no que cambiamos cromos, que si yo he siempre he sido culé y, por supuesto, vengo al club de mis amores. Gracias Zoran Vekic, tú haces mi verano mejor.

domingo, marzo 12, 2006

¿Un nuevo Bosman?

Mientras media España disfruta con las exhibiciones del Barcelona y la otra media busca respuestas ante la pérdida de rumbo de la nave madridista, en un juzgado donostiarra se ha escrito el último capítulo del caso Zubiaurre. La sentencia (aquí está íntegra) condena al jugador a pagar cinco millones de euros a la Real Sociedad y al Athletic de Bilbao como responsable subsidiario por la rescisión unilateral del contrato de trabajo. Por lo pronto, parece que todas las partes implicadas piensan recurrir la sentencia.
Nos pasaremos la semana hablando del penalti de Ronaldo, del partidazo de Cañizares, de la renovación de Pepe Murcia, de los taconazos de Ronaldinho. Y nadie comentará el hecho de que el sistema de las claúsulas de rescisión pueden saltar por los aires, salvo la prensa de los equipos implicados en el asunto. Porque resulta que el juez ha rebajado los treinta millones de la claúsula de Zubiaurre para cifrar el valor real del jugador en cinco millones de euros.
Con qué garantías van a trabajar los equipos con política de cantera, el primer eslabón de esa cadena llamada fútbol. Porque todo este sistema se basa en la redistribución de los recursos. Si se rompe esta ecuación, el ecosistema futbolístico estaría en grave peligro y la separación entre poderosos y débiles se acrecentaría. Nada tan sencillo como llegar con el carrito, coger el producto y largarse. Si protestan, al juzgado y a esperar que el juez de turno reduzca la claúsula. Veamos el caso de Villa, el delantero de moda. Despunta en el Sporting de Gijón, que lo traspasa al Zaragoza por 2,7 millones de euros. Temporada sensacional y el delantero asturiano rumbo a Valencia, que desembolsa 12 millones de euros por el jugador. Pura redistribución de recursos de los equipos más poderosos hacia los más débiles. El fútbol sale ganando. Veremos en que queda la chapuza realizada por Lamikiz. Lo mejor de todo es que el presidente del Athletic es abogado. Qué país, madre mía.